martes, 1 de abril de 2014

JOSEPE GARCIA. MIS APRENDIZAJES EN MI 7ª (Y CORTA) VENIDA AL CAMINO DE SANTIAGO



Sólo puedo decir que apenas 60 horas ¡no pueden dar más de sí! En otras ocasiones el tiempo necesario para ir olvidando el mundanal ruido y centrarme en la experiencia del peregrinaje había sido más amplio, 3, incluso 4 días. Pero parecía que el Camino sabía exactamente de cuanto tiempo iba a disponer realmente sobre el terreno, algo completamente insospechado para mi ya que me las prometía muy felices durante 7 días.

 

Así que hizo aquello que siempre me ha traído al "aquí y ahora": plantearme un reto físico. Según llegué  se abatió un temporal en la zona en la que estaba (por cierto, la más fría de España ya en condiciones normales: Burgos, ni más ni menos :) y durante dos días no he tenido demasiado tiempo para pensar pues ha sido una aventura dura. Planeando el viaje en Madrid, jamás llegué a imaginar que acabaría andando bajo una ventisca donde la nieve que se posaba en mi capa de agua hacía que esta pesara como un muerto, o que llegara  a plantearme dar media vuelta al pueblo anterior por temor a que se me congelaran las piernas...

Y te digo algo: Ha sido maravilloso. Y sigo sorprendiéndome
porque cada vez que vuelvo al Camino éste me tiene una sorpresa preparada llena de lecciones, una circunstancia no vivida antes (y aunque fuera la misma no importaría, porque de año en año no es la misma persona la que regresa ni es la misma  la lectura de lo que sucede).
¿Y por qué ha sido maravilloso? Porque de entrada, el vivir la naturaleza desde dentro, su grandeza, su inmensidad, te pone en conexión con lo diminuto de tu existencia, te pone en tu sitio  y solo queda admirarte de lo que te rodea y supera, bellísimo y en ocasiones terrible, espoleándote a sacar lo mejor de ti mientras te asombras como un niño.
 
Y porque de la grandeza del reto aflora el poder interior, las ganas de superación, el respeto y la preocupación y el avanzar pese a todo, tal vez llevado por un inconsciente deseo de conocer hasta donde está uno dispuesto a llegar, el desafío personal.
Así que parecía que todo estaba dispuesto para ponerme a prueba en función del poco tiempo disponible. Y ha sido de tal manera que  después de dos días me parecía a veces que llevaba un mes. Y que todos los planes a priori han saltado una vez más por los aires, pero en esta ocasión desde el minuto 1, sin piedad :). Y de lo que me alegro sobremanera es de haber comprobado mi evolución con respecto a este ámbito. Porque no me reconozco con respecto a aquel peregrino que llegó al Camino hace 7 años.

 

 Hoy, a diferencia de entonces, la capacidad de adaptación a lo nuevo se ha multiplicado exponencialmente en mi. Tenía la sensación de que estaba siendo una especie de test, una
autoevaluación de cual era el estado de la cuestión en mi actualmente. Y qué curioso, precisamente en este momento de mi vida donde se me exige tener una cintura, una flexibilidad y fluidez brutal sobre todo en mi ámbito profesional, pues este es un año de un gran salto, con los escenarios insospechados que supone el crecer a lo grande.
 
Y me ha venido de perlas detectar que aunque nada de lo planeado en el Camino sucedía, y a cambio encontraba circunstancias inesperadas  y a veces nada cómodas (equivocarme y andar de más, tener que seguir porque no había albergue cuando ya te estabas haciendo la idea de una ducha caliente y poner los pies a remojo, que un par de perros te tomen como blanco, no llegar a la meta trazada porque el tiempo te lo impide, calarte, pasar frío....) no han surgido quejas significativas (hombre, no vamos a engañarnos, cuando ves que en la puerta del albergue tan deseado pone "hoy cerrado", te sale un espontáneo "me cago en la leche, no me lo puedo creer"; somos humanos :) y sí una reacción: "Y ahora, ¿cual es el plan? " y tomar una decisión en el momento y seguir adelante. Pura practicidad. Con un matiz: tener claro que tomaba esa opción con la información de que disponía (en la mayoría de las veces escasa) y que me daba permiso para equivocarme si era necesario. Una vez  más  me ha sido de extrema utilidad la pregunta fetiche que me hago con frecuencia para avanzar y no pararme debido al miedo: En el peor de los casos, ¿qué puede pasar? ¿Y qué?
 
Así que estoy muy contento en este aspecto pues ha sido un espaldarazo importante confirmar que he ido interiorizando las lecciones que llevo este año, sobre todo referidas a moverme con soltura en el caos.
 
Y como no podía ser de otra manera, otra de las grandes
cosas ha sido los aprendizajes y los momentos compartidos con las personas, con esos extraños que 10 minutos después de conocernos nos tratábamos  como si lleváramos viendo toda una vida, sin importar procedencia, idioma, cultura... Eso sí es magia y lo demás tonterías. Me reafirmo en que en el camino te encuentras personas extraordinarias en todo momento, pero no porque se haya dado un cúmulo de casualidades que culminen en que un selecto grupo de gente increíble por azares del destino se juntan en el mismo lugar y al mismo tiempo. Y es que realmente  lo que consigue el Camino es hacer aflorar nuestra mejor versión, esa que todos llevamos dentro. Por eso es imposible no encontrarse gente extraordinaria, porque todos lo son, y las reglas de juego se hallan establecidas para que eso surja.
Y esto, compañeros y compañeras, es maravilloso porque significa volver a la quintaesencia del  ser humano, recuperar la esperanza y la confianza y ver a tus semejantes con admiración. Y  eso no se paga con dinero.
He vuelto a vivir montones de pequeños momentos nimios y magníficos compartiendo una botella de vino con gente de la que desconozco el nombre y que 4 minutos antes no existían en mi vida; las sonrisas y ganas de peregrinas de más de 70 años mientras la intemperie y el viento no las dejaba avanzar; las carcajadas comprobando como a una irlandesa un chupito de pacharán le transformaba la cara; los compartires, historias y aventuras de cada uno, trufados de aprendizaje, buenos ratos y humanidad;  el que no importe ni en qué trabajes ni cual sea tu historia anterior; solo es crucial dar lo mejor ahí  y ahora, abrirte a la experiencia con confianza y ganas de compartir... Y entonces la magia sucede. El mundo al revés, como tantas veces me ha ocurrido en el camino.
 
En esta época del año casi no hay españoles, así que la aventura es todavía más amplia porque te relacionas con gente de todos los países. Y una vez más te das cuenta que debajo de la pátina cultural, de raza y procedencia los humanos somos todos lo mismo, indistintamente del color y
las creencias: todos necesitamos reir, compartir, amar, tememos a las mismas cosas, vamos sin manual de instrucciones y somos capaces de lo mejor; todos necesitamos afecto, hacernos preguntas y atrevernos a responderlas; todos queremos cosas buenas para nuestras vidas y para los que nos rodean.... En definitiva, somos personas, sin más etiquetas.
Es entrañable como la mayoría de los peregrinos que te encuentras viajan solos, y al final surge casi siempre el mismo motivo: "It`s your own journey" (he hablado mucho inglés debido a que estaba siempre con extranjeros. La traducción sería algo así como: es tu propia jornada, tu
propio camino). Prácticamente todos querían andar a su aire para tener tiempo para uno mismo, para pensar, para dedicarse esa atención tan escasa en el día a día cotidiano. Y eso me encanta: que hubiera esa conciencia  de que esos momentos eran personales y necesarios, y luego ya al llegar al albergue tocaba compartir. Y me parece sabio y equilibrado abordar lo intra y lo inter personal de una forma tan espontánea.
Incluso tuve la oportunidad de trabajar la sensación de culpa, puesto que el tercer día y estando casi aislados por la nieve en Villafranca de Montes de Oca,  seguía cayendo y ni llevábamos equipo ni podíamos ver las flechas para avanzar, además de tener que subir un puerto donde nos habían comentado que ya había medio metro de nieve. Pero....¿como íbamos a cojer un bus? ¿no estaba eso en contra de la filosofía del camino? Recuerdo bien como reunidos los 5 compañeros que éramos, cada uno de su padre y de su madre y de un páis distinto, todos teníamos la misma preocupación. Y como fuimos consensuando que el Camino había querido que viviéramos esa circunstancia y que había que saber adaptarse a lo que sucedía sin reglas establecidas,  tomando la decisión más sabia. Nunca
olvidaré al "comité de crisis"  como lo llamamos entre grandes risas. reunido para tomar la decisión de si seguíamos andando, esperábamos un día allí parados o cogíamos un autobús. Y es cuando pedimos una señal al universo. Y en ese momento empezó a nevar de nuevo. Pero no era suficiente, así que volvimos a pedir otra señal, y empezó a soplar una ventolera de tres pares de c..... Y Julian, el sudafricano comentó: " como pidamos otra señal van a empezar a caer del cielo billetes de autobús". Cada vez que recuerdo ese momento me parto, ja, ja..
 
Y luego hablando con otros peregrinos (el autocar iba lleno de ellos, todos habían tenido que desistir esa jornada) seguía estando presente el tema de la conciencia (¿se podía sellar la credencial en Burgos, sin haberlo  currado???) Yo gracias a Dios no tuve ese problema porque iba sin credencial; tal como había estado la cosa, se me había olvidado pedirla en algún pueblo :)
Y al llegar a Burgos el destino me seguía deparando sorpresas:  Me tuve que volver a Madrid por un tema familiar importante:  lo primero era lo primero, y también conseguí trascender los planes y expectativas y adaptarme rápido y regresar  donde debía estar en esos momentos.

No sé si hasta ahora lo que he escrito puede parecer un cuento lleno de cosas buenas. ¿Es que acaso no habido otras que no me hayan gustado? Pues sí, haberlas haylas como las meigas, algunas relacionadas con los albergues, o la mercantilización del camino... pero te puedo decir que son nimiedades a las que he decidido no conceder importancia, porque solo son pequeñas anécdotas comparadas con la experiencia a lo grande que he vivido. Y como dicen los que saben de esto, cuando uno entrena su mirada para elegir lo que quiere ver, el resto deja de existir. Y eso es lo que me ha pasado a mi.
 
Quiero recordar a la gente que ha impreso su huella en mi estos días: mi compañero Julian, un sudafricano de mi edad forofo del futbol (estuvo en la final del mundial jaleando a España) que no ha perdido la sonrisa ni un segundo; de esas personas que te encanta encontrar porque siempre tiene la broma a flor de piel y sabe reírse de sí misma;
JeeYun, una chica coreana con fuertes convicciones católicas; superabierta, se reía por todo, respetuosa y sin llamar la atención pero que se apuntaba a um bombardeo y a cualquier reto que se pusiera por delante, además de poder hablar profundamente sobre las cosas de la vida: un maravilloso ser humano; Ita, de Irlanda: recién jubilada, estaba disfrutando como una niña de la experiencia pese a dolorosos percances físicos que la impedían andar bien; pero daba igual, siempre con la sonrisa, con complicidad, con cariño... y otras personas de Holanda, de Alemania, dos majísimas chicas de lugo, Patricia y Vanessa, Amadeo, el
dependiente de una tienda de ultramarinos en  Grañón que me deleitó con un concierto de guitarra clásica desde dentro del mostrador; Esther, supersimpática,  encargada de un bar en Tosantos, nunca pararé de reirme con la anécdota de la frase del jefe sioux; Gonzalo, el hijo del dueño del hotel San Antón Abad en Villafranca: cercano, servicial, majo, risueño, casi salimos ardiendo porque se le quemaron las tostadas en la cocina del hotel, pero asumió la circunstancia si perder el humor y soltando chascarrillos, además de acercar a Ita a Burgos en su coche; Raúl, de Guadalajara, en su primer camino  tenía agujeros en las botas  pero estaba alucinando con la experiencia desde Roncesvalles y decía que no se lo podía estar pasando mejor.....
 
Y por supuesto mi amiga y compañera Montse Burgos, que
me acogió en la ciudad y donde me invitó a unas patatas bravas que estaban de escándalo y me llevó a comer al Negrito, un sitio que yo jamás hubiera descubierto y que era un espectáculo: una comida buenísima y muy barato, además de compartir una estupenda conversación sobre lo divino y humano, y encima entre coaches, no te cuento :)
 
Como ves, 3 días pueden dar para mucho, ja, ja....

Y haciendo un resumen, ¿qué he aprendido?

- Que se puede y debe estar preparado para los planes que tiene la vida para nosotros y que posiblemente sean mejores que los propios, aunque en el momento no lo entendamos

- Que debemos  dedicarnos tiempo a nosotros mismos, es necesario e imprescindible para darnos cuenta de cosas que marcan la vida

- Que los humanos somos pequeños y grandes a la vez

- Que todo siempre es susceptible de empeorar, así que adiós quejas...

- Que hay que asumir retos y atreverse, es la única manera de crecer

- Que todo el mundo es bueno ( esto es algo que ya tenía interiorizado y que sigo reforzando). solo es necesario mirar con esos ojos y además facilitar el contexto

- que la risa cura, y un día sin risa es un día perdido

- Que necesitamos compartir y que llevamos en los genes la actitud de servicio  y contribución a otros
 
- Y que el Camino es una experiencia que nadie debería perderse
 
Seguro que hay más cosas,  pero estas son las que me vienen ahora.( me será de mucha utilidad para mi segundo libro :)
 
Espero tener la oportunidad de volver pronto, puesto que pese a todos estos aprendizajes, te seré franco: ¡estos 3 días se me han hecho cortos, ja, ja!!
 
Y solo me queda desearte.... ¡BUEN CAMINO!!!

 

 

21 comentarios:

  1. !Que bueno Josepe! Segun ibas contando, me lo has hecho vivir. Gracias.
    Amable

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  2. Qué lindas conclusiones! Es verdad que cada uno que recorre "el" camino, lo que hace es andar en paralelo con los otros "propios caminos" y de ahí surge la magia. Qué lindo concluir que la risa es tan importante como el compartir, que hay que prepararse para la vida con ese "Y qué???? A DISFRUTAR!!!" (IMPOSIBLE MEJOR EQUIPAJE), y que no hay mejor idioma universal que el del deseo de ser tribu, de colaborar.
    Y ese es tu camino...
    Otro se habría quedado en eso de "es curioso que cuando nieva los pájaros se callan", o "uf, cuántas ampollas". Y es que no existe EL camino...

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  3. Tú eres como el camino, no paras de sorprenderme y eso que hace unos cuantos años que te conozco. Eres un tipo mágico y grande. Abrazo

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  4. Me encanta leerte Josepe! tus aprendizajes y reflexiones son oro molido!
    Un abrazo desde Mexico. Espero pronto vengas a dar algún curso al otro lado del Atlántico!

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  5. Josepe, amigo, no dejas de sorprenderme.
    Siempre tan sensible y humano. Ya sabes que te adorooooooooo.
    Yo estuve esos días en Santiago pero fui a lo facil: llegué en avión.
    Encontrarte allí habría sido un gran regalo.
    Abrazos, corazón.

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    1. Raimon, ya sabes que para mi has sido una gran inspiracion siempre, tu tienes parte de culpa en todo esto :)

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  6. Josepe, con estas anécdotas del camino y después de leer tu primer libro, estoy deseando que saques el segundo. ¿Para cuando? ponle fecha!

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  7. Josepe, qué aprendizaje continuo me resulta leerte y escucharte!! Eres muy grande! Gran corazón,humano,generoso,proactivo,divertido,entusiasta…(puedo seguir!!..) eres un REGALO q no tiene precio !! Muchas gracias por compartir tu sabiduría,reflexiones y experiencias! Me ayudan mucho!Un fuertísimo abrazo desde Cambrils (Tgn).Ana

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    1. le voy a pasar este comentario a mi madre, Ana, ja, ja, estoy segura que ella tiene cosas que decir que no concuerdan exactamente con esta descripcion, ja ,ja!! muchas gracias por compartirlo, como no me voy a dedicar a esto si recibo mensajes como el tuyo?

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  8. Gracias Josepe, por animar-nos a la búsqueda espiritual de manera constante.

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  9. Gracias, Josepe, he disfrutado mucho de tus comentarios y estoy de acuerdo que en la vida hay que permitirse hacer el viaje pisando la tierra o la nieve sin olvidar el viaje interior,,, abrazos. Lucila.

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  10. Ya sabes Lucila que cuando se descubre el viaje interior, uno no para ya nunca de viajar!

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  11. Hola Josepe, te conoci una vez y me gusto tu forma de comunicar y lo mas importante lo pase muy bien....... ahora he comprado tu libro y disfruto, hasta me duelen los pies despues de varios capitulos........jaja
    gracias por compartir lo mejor que llevas dentro... hasta muy prontito
    Mesuki un abrazo!

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  12. Qué bueno, Josepe. Me parece una gran experiencia, y me encanta cómo la estás contando. Las conclusiones que sacas son grandes enseñanzas. No hay nada mejor que el contacto con lo humano y con la naturaleza, ya sea haciendo el camino o en el día a día. Un abrazo.

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  13. Josepe le escribo desde Colombia, para mi ha sido inspirador su relato. Dios le bendiga por tanta generosidad, por compartir sin cortapisas, por transportarnos tan vivida mente a esos mundos. Es usted un gran tipo, GRACIAS.

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