miércoles, 29 de octubre de 2014

JOSEPE GARCIA. LA GRAN REVOLUCION HA LLEGADO: EL TALENTO "SE HACE".


¿Qué pasaría si tuvieras el talento necesario prácticamente para casi todo lo que se te pudiera ocurrir? O lo que es lo mismo.... que no se naciera con un solo talento, y este en realidad se construyera a la carta, sobre cualquier cosa que pudieras imaginarte?

Pues no estoy escribiendo en balde porque las últimas investigaciones demuestran que el talento se construye teniendo en cuenta una serie de factores fundamentales, pero se construye. Y además, no tiene porqué ser desde temprana edad (los niños prodigio no suelen niños "genios", sino niños que hacen cosas que los de su edad no hacen. Véase Mozart, que fue niño prodigio pero no fue genio hasta los 24 años, donde realmente innovó).

Y aquí entra la epigenética, o ciencia de como el ambiente modifica la actuación de los genes, O lo que es lo mismo (y es un cambio de visión brutal): no estamos condicionados genéticamente, sino que el entorno puede modificar ese condicionamiento y cambiar el rumbo de nuestras vidas y de lo que podemos hacer. Esto, si fuera verdad (y parece que por ahí van los tiros), otorgaría al ser humano la capacidad de llegar donde quiera, pese a sus condiciones iniciales de nacimiento (excepción hecha si se llega al mundo con una tara física que impide ciertas cosas).

O sea, que no tendríamos excusas para ponernos sueños y metas altos, relacionados con nuestra pasión (que finalmente es lo que alimenta el que surja el talento, ya que tenemos prácticamente para elegir). los científicos lo llaman aprovechar el "potencial desactualizado".

Es muy interesante hacer  ciertas incursiones en este tema por ejemplo a través de las investigaciones de Anders Ericsson, de la universidad Estatal de Florida, aunque para mi la principal fuente y más asequible es el libro "El Genio que todos Llevamos dentro", de David Schenk, fácil de leer pero cuyos mensajes finales son impresionantes, un canto absoluto al potencial ilimitado del ser humano, basado todo en la ciencia,  y no en teorías peregrinas.

Para que florezca el talento y la genialidad, tienen que darse varios factores:

- Que se quiera a rabiar eso que se quiere alcanzar (y para ello es indispensable la pasión)
- Una impresionante inversión de tiempo y recursos (sin distracciones, con el foco puesto en ello continuamente, con más de 10.000 horas de ensayo prácticamente continuadas)
- Un entrenamiento sistemático y progresivo (no vale practicar siempre igual, hay que mejorar e innovar la práctica misma)
- Y el apoyo cercano (familia, o amigos, o padrino, o mentor, o institución)

Es famosa la anécdota de Paco de Lucía, el gran guitarrista, cuando un fan le dijo que daría lo que fuese por tocar como él, ante lo cual, el genio le contestó:

"Es fácil, solo tiene que ensayar 10 horas diarias durante los próximos 20 años, y le aseguro que lo hará mejor que yo"

Pero eso no se logra sin la pasíón.

Asi que una vez sabemos eso, tenemos una extraordinaria responsabilidad:el aplicar esto a nuestras vidas e inspirar las vidas de otros, porque recordemos: hemos venido al mundo a vivir nuestra pasión y a ponerla al servicio de otros, que al fin y a la postre es lo que se llama "Misión".


Y alguien que se dedica en cuerpo y alma a la misión se garantiza un estado de plenitud continuo y de por vida. ¿Crees que compensa? :) pues ya sabes...

miércoles, 8 de octubre de 2014

JOSEPE GARCIA. MI AMIGO EDGAR, APRENDIZAJES EN COLOMBIA

Te voy a contar una historia, de esas historias que a priori son pequeñas historias que nos suceden todos los días, pero que encierran potentes mensajes para la vida para quien le de por observar en detalle.

El otro día, en una playa de Cartagena de Indias (Colombia) me puse debajo de la sombrilla con Sancho, mi compañero, dispuestos ambos a disfrutar de una mañana relajada , soleada y hermosa en el Caribe.

Y al poco apareció: alguien a quien no conocía, pero al que en breve denominaría "mi amigo Edgar".

Edgar es  un vendedor ambulante, de los que te rodean como un enjambre cuando pisas la arena, y a los que es fácil disuadir cuando dices un par de veces un sencillo "no, muchas gracias" con una sonrisa.



Edgar se dedica a vender necorillas (como nuestras nécoras más o menos, pero más grandes y con pinzas enormes) que lleva en una caja de corcho llena de ellas y de los pequeños y deliciosos limones tropicales.

Y es un placer: te las prepara de una manera eficiente y con maestría, es estupendo verle trabajar, una auténtica delicia (sobre todo el sabor del producto final...)

Pero Edgar, sentado con nosotros ahora bajo la sombrilla y mientras compartimos una cerveza club Colombia, es sobre todo y además de un vendedor, un modelo de saber vivir. Las lecciones más importantes muchas veces están presentes en las personas más humildes.

Porque Edgar, 58 años, abuelo (aunque parece que tiene 40, con un cuerpo de atleta y los hombros de Michael Phelps) es un hombre feliz. Sí, eso que se supone perseguimos todos bastante en vano en muchos sitios. No hace falta que lo diga, se le ve a la legua: Una sonrisa perenne, el arte de relativizar lo que no es importante a flor de piel, la amabilidad, el agradecimiento...

Vive con su familia en una "casa" de 30 metros cuadrados. Son 8. Trabaja el tiempo que cree necesario, porque quiere pasar tiempo con "los pelaos" (hijos y nietos). ¿Y si vienen mal dadas? Pues hambre no pasará. Se va al mar a pescar con su arpón.

Y la vida para él es dulce. Y es dulce porque ha decidido que así sea. Porque ha aceptado sus cartas en el juego de la vida, y las juega con maestría. Y porque si la vida es dulce o no, no nos engañemos, es una decisión.

                              Josepe García. Reflexiones para la vida desde Colombia, parte 1

Nos trata como si nos conociera de siempre, con confianza; nos comparte, hablamos sobre lo divino y lo humano y nos ofrece lo que tiene, de corazón: su casa para cuando volvamos, ir a pescar con él...

Y lo más importante es que es cierto. Nosotros, los de los países "desarrollados" creemos que esto es imposible o no es cierto: "Algo querrá", deducimos con la inequívoca desconfianza de los que tenemos miedo a que nos lo quiten.

Edgar no tiene prisa. No corretea de un sitio a otro. ¡qué lección!

No quiero ni pensar por los avatares que ha debido pasar en su vida. Posiblemente dejara a la altura del betún a muchos de los míos. Pero estando con él, lo único que me viene a la mente es la envidia sana hacia alguien que está en la vida como se debe estar: disfrutándola con otros, y primando lo importante.

Cuanto más viajo fuera de España, a otros continentes, y sobre todo a Latinoamérica, donde tengo oportunidad de estar con personas que ni de lejos tienen lo que nosotros tenemos en cuanto a nivel de vida, más me doy cuenta de la falacia del desarrollo y de la civilización, pues esta sólo existe cuando detrás de ella hay alma, y eso lo hecho mucho de menos hoy.

Pero sigue habiendo muchos maestros a la vuelta de la esquina, enmascarados tras su apariencia humilde y su sonrisa desbordante, preparados para dar un mensaje a los que lo quieran oir: que la vida es más sencilla y grata de lo que nos vendieron, que se puede estar en paz con uno mismo sin necesitar tanto y que una vez más, lo importante debe volver a tener el papel que se merece en nuestras vidas.


Muchas gracias, Edgar, ¡te debo una!