martes, 15 de febrero de 2011

¿REGALOS? ¡TURURÚ!

Hace tiempo, y no me acuerdo bien ni quien ni cuando, alguien suscitó en mi, sorpresa y cuanto menos, algo de arrepentimiento, y ánimo de enmienda. Fue a raíz de la pregunta:


- ¿y tú cuando das un regalo, qué esperas?

- Pues hombre, espero que le guste

- ¿y que mas esperas?

- Pues no sé, nada más

- ¿Y no esperas que lo use?

- Pues sí, si puede ser

- ¿y esperas que lo conserve?

- Pues hombre, sí, tiene su valor, y me lo he currado

- ¿y a que no esperas que se lo regale a otros?

- Pues la verdad que no, es para él/ella, más bien

- Entonces, no estás regalando nada, sino que estás intercambiado algo a cambio de algo

- ¿ehhh?

Y a partir de ahí, me fui dando cuenta. Efectivamente, cuando regalamos algo, en realidad, sencillamente lo damos porque esperamos algo a cambio. Algo de lo que arriba menciono, u otras cosas. Pero ¿es eso regalar? Básicamente no. de hecho, cuando nos regalan algo, muchas veces nos vemos sometidos a la presión de que:

miércoles, 9 de febrero de 2011

COMO SABER SI ALGUIEN ES INTELIGENTE (O NO)

Siempre me ha sido muy sugestivo el tema de la inteligencia, y también como medirla, pues de la inteligencia se supone devienen los resultados.

Hasta hace poco tiempo, el coeficiente de inteligencia (CI) que medía el ámbito sobre todo del hemisferio izquierdo (pensamiento lógico y analítico, lenguaje, cálculo: el ámbito “racional”) ha sido el baremo fundamental de medición de la inteligencia de alguien. Hace menos de 30 años, empezaron a introducirse otros baremos de medición de la inteligencia, puesto que se daba una paradoja: muchas personas con un CI alto, eran unos auténticos desgraciados en su vida, u obtenían pobres resultados. La inteligencia emocional, la inteligencia social, y otras muchas inteligencias, empezaron a aflorar (véase Gardner, por ejemplo), que explicaban de otra manera este tema.