jueves, 6 de noviembre de 2008

la muerte

hace 3 días murió mi amiga y compañera Mari Angeles Cañadas. así, de repente, por una hemorragia. de un día para otro. Ayer está vital, exultante, llena de energía, de planes, de ilusión, de preocupaciones, de sueños, de pequeñas y grandes cosas, y hoy, no está (aquí).
Tengo la certeza de que en estos casos (y esto es cuestión de fe nada más, porque es pura creencia) se halla en otra aventura de descubrimiento, donde es mucho más sabia, y donde por fin comprende todo, y trasciende las debilidades y miserias del ser humano terrenal. y realmente, los que nos quedamos apenados, pequeños, débiles, atemorizados, somos los que seguimos aquí, sin entender las inexplicables reglas de un juego cósmico que se nos queda extraordinariamente grande.

y de ahí viene la frustración, las preguntas, el no entender los "por qués", lo inexplicable de que le pase esto a una excelente persona, y no a otros, que lo tendrían más merecidos, o la reflexión de que "precisamente ahora, cuando estaba tan contenta y feliz..."
Creo que nos sentimos tan pequeños y con tal falta de respuestas, que la muerte nos asusta por lo imprevisible, porque no sabemos lo que hay más allá, por el dolor físico que nos puede provocar ese tránsito, y sobre todo, porque no tenemos ninguna certeza, y sí un completo "azar".
pero la muerte, como dice Steve Jobs en su extraordinario discurso en la universidad de Stanford, es el mejor regalo de la vida.
porque es la que nos dice que somos efímeros, y desgraciadamente tienen que morir los que nos rodean para recordárnoslo, y de repente tomar conciencia de que lo único real que tengo es el ahora mismo, y que vivimos como si fuera posible repetir el día, la hora o el minuto actual. ¿qué nos lleva a olvidar esto?

porque las consecuencias son funestas en nuestras vidas. Dejamos lo importante para más adelante, lo realmente importante, en pro de lo que son y descubriremos si tenemos la oportunidad en nuestro más postrero momento, auténticas pequeñeces. Y descubriremos que no dijimos ese "te quiero" a tiempo, y no decidimos seguir la senda de nuestros sueños, y dejamos de hacer tantas cosas por miedo, y por el "qué dirán", y por precaución, y porque no era el momento...
la muerte nos permite honrar la vida, aprovecharla en toda su magnitud y sacar lo bueno de ella, sustituir el enfado por la aceptación y el perdón, ver en las pequeñas cosas el regalo que son, y no tener nunca la sensación si se va un ser querido, de que lo último que tuviste con él fueron malas caras o malas palabras.

la muerte nos pone en nuestro sitio, que es el aquí y ahora. y por eso, nunca más estaré dispuesto ante la pregunta de "¿que harías si te quedaran 90 días de vida?" a responder algo distinto de lo que ya esté haciendo.

me lo debo a mi, se lo debo a los que me rodean, se lo debo al mundo. Eso para mi es una vida que merece ser vivida.

4 comentarios:

  1. Josepe, mucho ánimo y amor.
    Estoy deacuerdo contigo, que tenemos que ser responsables en nuestras vidas, honrar el privilegio de vivir haciendo lo que el corazón nos dicta, superando los miedos y la cobardía. Hace unos días hacía referencia en mi blog a algo similar.
    Un fuerte abrazo,

    Quique

    ResponderEliminar
  2. Un gran abrazo Josepe.Realmente he tenido el inmenso placer,de conocer a Mª Angeles,aparte de ser una de mis profesoras,en el poquito tiempo que he tenido con ella, la considero una AMIGA.Su mirada tan especial ,que te comunicabas directamente con su corazón y su sonrisa de angel,hacían de ella una persona AUTENTICA.
    Desgraciadamente la vida es así ,y los que nos quedamos, en un primer momento no entendemos,luego yo analizo y creo que ese poquito que he disfrutado de esa persona me ha dejado un mensaje muy claro,y es las ganas inconmensurables de seguir viviendo para ser mejor persona,para en definitiva llegar a acercarme a la autenticidad que rezumaba por los cuatro costados
    Mª Angeles.
    Por eso intento darle un sentido de vida a su muerte.Me ha dejado muchas mas ganas de vivir si cabe,muchas más ganas de soñar y muchas más ganas de ilusionarme, y muchas más ganas de trabajar en mi presente, para sencillamente poder ser más autentico y poder como ella con una sonrisa y una mirada alcanzar los límites del cielo en la antesala de mi alma.
    GRACIAS JOSEPE POR SER ASI
    Un gran abrazo de mi alma

    DOMINGO

    ResponderEliminar
  3. Querido Josepe, AHORA estoy contigo de corazón.
    Tu escrito me ha conmovido. Gracias de nuevo por el regalo de tus palabras.
    Un abrazo enorme,
    inma

    ResponderEliminar
  4. Cuando la sociedad le da la espalda a la muerte, cuando hablar de la muerte es un tabú, cuando sufrir por una persona querida que se nos fue ha pasado a estar censurado (cuántos duelos en silencio, por vergüenza, por pudor, porque "tienes que animarte", porque "hay que reponerse"...), cuando todo esto pasa, se nos olvida nuestra propia esencia.
    Y si perdemos nuestra esencia... ¿quiénes somos?
    El verdadero alcance de nuestro poder, de nuestro querer, nuestro talento, nuestra valía... debe vivirse desde la conciencia y la consciencia de que somos efímeros.
    Qué sorpresa y qué desagrado hay en aceptar lo evidente.
    Y, sin embargo, qué perspectiva más motivadora, más estimulante, es vivir con plenitud, sabiendo que vives en camino hacia un fin inevitable. Es pura vitamina.
    Sólo liberando la idea de sus connotaciontes culturales y sociales, me doy cuenta de que vivimos para morir y eso es lo que nos hace grandes, admirables, sensibles, capaces de todo.
    El miércoles pasado una buena amiga me hizo ver la muerte y ese "después", que para mí tiene mucho que ver con la fe, como una unión diferente con la persona que ya no vemos.
    Un abrazo y mucho ánimo.

    ResponderEliminar