Dicen por ahí los que saben, que la vida, más que un continuum, es una sucesión de momentos, que son los realmente significativos para uno. Esta sucesión de momentos puede ser más o menos reiterada. Si nos hiciéramos la pregunta: ¿qué recuerdas de tu vida? Traeríamos al presente varios momentos del pasado, que tienen un significado, o han dejado una potente huella, sobre todo emocional.
Los momentos de la vida dan sentido a esta. Como aficionado a la historia militar, siempre me ha llamado la atención que la vida de un soldado en tiempo de guerra, casi universalmente y con independencia de la época, ha sido una acumulación reiterada de no hacer nada significativo, vida de cuartel, marchas, contramarchas, rutinas, hasta desembocar (solo en algunos casos) en el momento memorable, para bien o para mal: la batalla.
Pues bien, nosotros en general seguimos una rutina general, acrecentada cada vez más por la falta de “para qués”, el no tener una misión personal vital y el socialmente establecido “tener”, que hace que la cantidad de momentos vividos que dejan una huella importante, sea cada vez menor. Y con la añadidura, que gran cantidad de momentos de este tipo son externos a nosotros = nosotros no los provocamos conscientemente.
Hay momentos duros y que recordamos bien, por el dolor, el sufrimiento, la tristeza, la culpa o el resentimiento que nos generaron. Estos momentos existen, los tenemos en general muy presentes, y creo son de gran utilidad cuando obtenemos un aprendizaje que nos hace más sabios para la vida.
Y luego tenemos los momentos gratos, gozosos, de logros, de retos alcanzados, de reconocimiento, de risas, de compartir, de contribuir, de bondad, y en definitiva, aquellos que glosan lo mejor del ser humano.
Me parece que deberíamos ser conscientes de que la vida al final, la vida recordada, son estos momentos y los otros. Y que en nuestra mano está no esperar a que vengan, sino provocar momentos significativos en nuestra trayectoria cotidiana. En definitiva, crear conscientemente la vivencia de algo importante todos los días. Qué un anónimo martes de cualquier semana, sepamos convertirlo en un momento digno de ser recordado. Porque no lo olvidemos, cuando vivimos esos momentos, es cuando nos sentimos vivos.
¡No nos vayamos a dormir nunca más sin haber generado y vivido hoy un momento que de sentido al día!
Muy interesante Josepe. Hay que buscar los momentos mejores aunque efectivamente vendrán los menos buenos también. La ventaja es que si buscas los momentos realmente buenos, éstos contrarrestan de forma positiva a todo lo demás. Un abrazo.
ResponderEliminarJosepe, al leerte se me ocurre que realmente tú eres un "inventor de grandes momentos" y no es por decirte... es porque algunos de mis momentos positivos de aprendizaje y de crecimiento personal, los he vivido en tus cursos.
ResponderEliminarTe felicito!!