viernes, 25 de septiembre de 2009

NUESTRA MISERIA MORAL VS. LA DIGNIDAD HUMANA

Noticia que sale en la prensa, el jueves 17 de septiembre, pérdida en la página 37 de un medio nacional: ¡el número de hambrientos supera por primera vez los mil millones!

Ahí es nada. En el siglo XXI, con nuestra sociedad tan avanzada, en el mundo de la tecnología , de internet, de la ciencia, de las pantallas lcd full hd de 40’ con 3 hdmi y sonido envolvente, del iphone 3GS y el nokia N97, de twitter, facebook, linkedin, de la guerra de las marcas tradicionales contra las marcas blancas, de los warrants, las acciones, los derivados, las sicav, los bonus, las pagas extras, etc, etc, existe este pequeño detalle: un 15% de la población mundial pasa hambre.



Daré otros datos para que tomemos conciencia de la magnitud de la tragedia: Este año, los países “desarrollados” sólo han confirmado 1779 millones de euros de los 4585 millones necesarios para alimentar a 108 millones de personas. Hemos recortado las ayudas humanitarias a causa de la crisis, a niveles de hace 20 años, que la directora del PMA (programa mundial de alimentos) de la ONU calificó de “receta para el desastre”. Y sobre todo, este último dato, que es el que más me estremece y que nos demuestra que si quisiéramos de verdad, se podría perfectamente acabar con todo esto de una vez por todas, porque medios y recursos había y hay: CON MENOS DEL 1% DE LO QUE LOS PAISES RICOS HAN GASTADO EN SALVAR LOS SISTEMAS FINANCIEROS SE PODRÍA SOLUCIONAR LA HAMBRUNA, CON ALGO MÁS QUE “SOLUCIONES A LARGO PLAZO”. ¡Menos del 1%! Imagínate un €, o un $. Gastando un céntimo del mismo, todavía nos quedarían 99 céntimos para nosotros! Ese es el tremendo esfuerzo que habría que realizar. Y pese a todo, no lo realizamos….

¿pero nos damos cuenta de lo que hablamos? ¡Hablamos de personas pasando hambre! Las personas necesitamos 3 cosas para sobrevivir, sin las cuales, no hay salida. Son las prioritarias, las fundamentales: aire, agua y comida. Y aquí estamos hablando de comida. O sea, una de las 3 que ponen en riesgo inmediato la vida, la supervivencia. Estamos hablando de morir de hambre. Creo que todos deberíamos pasar hambre de verdad dos o 3 días seguidos de nuestra vida para entender lo que es eso. Y también, que pasaran hambre nuestros hijos, padres, hermanos, para que sumáramos la sensación del hambriento a la desesperación de ver ese hambre en nuestros seres queridos. Otro gallo nos cantaría.

El caso es que al final, mi conclusión es que hemos montado un sistema que sólo beneficia a unos pocos (nosotros, los de los países desarrollados) y donde el resto de la humanidad ha sido empleado en mantener nuestro sistema de privilegios, gracias a un moderno estado de vasallaje, siervos de la gleba, semi esclavitud que permite que nosotros vivamos como vivimos. Por supuesto, ni que decir tiene que esto no es sostenible a medio plazo. Sólo por inteligencia y egoísmo deberíamos empezar a solucionar este tema, para poder mantener nuestro statu quo de privilegiados. Y ahora, yendo más allá del egoísmo, introduzcamos otros factores que creo van el el pack del ser humano, a veces tan profundamente hundidos en el anonimato que creemos que no están: la sensibilidad, la generosidad, la justicia, la solidaridad, la compasión, la gratitud, y en definitiva, la humanidad. ¡Esto es lo que debemos sacar a la luz ahora, todos! Y si no somos todos, pues hagámoslo de uno en uno, pero no caigamos en la falacia de que “yo solo no consigo nada”. Esa excusa es penosa.

Decía Antonio Marina que uno de los grandes avances del ser humano es que hoy nos damos cuenta mucho más que nunca de lo que hacemos mal. Y no basta con la toma de conciencia; hay que actuar, como diría Vicente Ferrer. Nos quejamos de la supuesta crisis de valores de los jóvenes, y lo que les estamos dando como ejemplo es una sociedad montada por los que nos precedieron y sostenida, apoyada y avalada por nosotros que permite, pese a que podría solucionarse, que 1000 millones de seres humanos puedan morir de hambre, para que nosotros vivamos no mejor, sino más cómodos.

Y como normalmente en estos casos se puede achacar al que escribe que critica y no propone, yo sí lo voy a hacer. Medidas concretas, algunas más efectivas a corto plazo, otras a medio y largo, para que tengamos, cada uno, influencia para cambiar, o ayudar a cambiar cosas (más la satisfacción de que por fin, posiblemente, hagamos algo importante en nuestras vidas).
Batería de propuestas

1. Pasar hambre 3 días seguidos para saber qué es eso. Propónselo a tu familia para que también se involucre. También es una forma de solidaridad
2. Separar el 10% de los ingresos mensuales que uno tenga (independientemente de su cuantía) para donarlos donde se considere (puede que no sea para paliar el hambre en concreto, pero se contribuye de todas maneras)
3. Alentar el debate en foros y redes sociales, para que cada vez haya más conciencia de este desastre
4. Escribir a los políticos, a los medios, y a los creadores de opinión, sistemática y continuamente, para que sepan que somos cada vez más los que consideramos estos temas, capitales y dignos de ser portada, comentario y noticia todas las veces que haga falta
5. Hacernos voluntarios para dar conferencias, charlas y talleres en los sitios donde más influencia podemos ejercer, de cara a educar a las nuevas generaciones; colegios, institutos, AMPAS (porque los padres tenemos la llave de la transmisión de todo esto a nuestros hijos)
6. Ser un ejemplo de congruencia de cara a los que nos rodean, con respecto a nuestra solidaridad
7. Acoger, apoyar y/o apadrinar a alguien que pase hambre de nuestro entorno más cercano (pobres, inmigrantes ilegales, gente que vive en la calle)
8. Exigir una casilla en la declaración de la renta donde podamos donar un tanto por ciento que nosotros decidamos a causas sociales
9. Pedir a todos los periodistas que en sus entrevistas introduzcan, por norma, una pregunta al menos relacionada con el tema del hambre, de cara al entrevistado
10. Ahorrar en la compra de la comida que consumimos habitualmente, y ese ahorro, donarlo. También puede ser renunciar a salir a cenar una noche y dedicar su importe y/o el tiempo a un fin social

Y miles y miles de opciones que podrían ocurrírsenos. Lo importante es que no podemos, no debemos permitir que esto suceda. Todos somos uno, y el daño que permitimos que les llegue a otros, nos llega también a nosotros. Esta en peligro nuestra dignidad, la dignidad del ser humano. Y eso sí es lo importante.

10 comentarios:

  1. A refernecia de punto 10.

    un estudio de CCOO y las marcas blancas:
    http://www.ccoo.es/csccoo/menu.do?Areas:Confederacion:62597

    indica que el ahorro de las marcas blancas se consigue en pagar menos a sus trabajadores. A mi no me parece un idea buena para salir de donde estamos ahora!

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  2. Me ha gustado mucho el artículo Josepe, ¡¡muchas gracias!!

    Sobre todo, porque existe algún momento en el que olvido lo afortunada que soy, por lo que recordármelo es estupendo.

    Lo mejor, mojarte en ofrecer alternativas, que pueden ser estas u otras adaptadas a la vida de cada uno.

    Por ejemplo, en el tema de donar el 10% independientemente de los ingresos, yo añadiría que puedes hacerlo de forma monetaria o tomar acciones directas por ese valor.

    ¿Qué acciones?

    1. Ayudar a alguien que conoces con pocos ingresos y hacerle directamente la compra junto a la tuya y dársela.
    2. También en caso similar, quedarte con sus hijos sin cobrarle para que no necesite pagar una niñera.
    3. Apadrinar niños, llevar a nuestros hijos un día de voluntariado para ayudar a otros y que aprendan qué tienen y qué pueden ofrecer.

    y muchas más parecidas ... es más fácil de lo que parece. El problema es que nos volvemos cómodos.

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  3. Estoy de acuerdo con Susana, podemos hacer mucho solo con mirar a nuestro alrededor y ser solidarios. Eso anima a los demás, y se multiplica.
    Un mensaje con mucho corazón Josepe. Gracias por despertarnos!!

    María.

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  4. Hola Josepe!

    Tienes toda la razón de mundo. Vivimos en una sociedad insolidaria. Con la excusa de que no sabemos que harán con nuestro misero dinero, multitud de personas con sueldazos y tremendos patrimonios, son incapaces de apadrinar un niño o dar ni siquiera 20 € a una ONG (por si se lo gastan ellos). Creo que no es solamente culpa de los gobiernos, es culpa de una sociedad despreocupada y que mira para otro lado cuando mueren personas de hambre y aquí se tira la comida.

    Un abrazo!

    Pablo Fernández.

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  5. Leyendo tu post pensé cuando se pasaba... hambre en mi casa por culpa del paro. Te aseguro que no vivía en ningún país perdido en el Tercer Mundo. Vivía en una esquinita del país en el que tú vives: España.

    Besos

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  6. hola, Xiada María. siento que hayas pasado por esa situación, estoy seguro que en España hay gente que pasa hambre, pero también quiero creer que la mayoría de la población no. es algo no tan habitual como en otros paises menos "desarrollados", donde esto es norma, y además, con el peligro en muchos casos no ya de pasar hambre, sino de morir por inanición

    besos

    JOsepe

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  7. hola, Pablo, me alegro de que compartamos criterios. de todas maneras, la pregunta es:
    ¿tenemos tú y yo buenos sueldos? dedicamos lo necesario a paliar estas cosas? me temo que en mi caso, e intentando mirar dentro, y no mirar fuera, no hago lo suficiente. decían por ahí que la caridad no es dar lo que a uno le sobra, sino dar de lo que necesita.
    creo que por ahi van los tiros

    un gran abrazo

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  8. qué buenas ideas, Susana. espero que podamos recopilarlas y luego proponérselas a más personas. me parece genial lo de acciones monetarias o de acciones por su valor.

    y muchas gracias por ser tan consciente

    besos

    Josepe

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  9. anónimo, pues si es así, me das un disgusto!

    abrazos
    Josepe

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