lunes, 14 de marzo de 2011

MIS APRENDIZAJES SOBRE EL TSUNAMI EN JAPON, Y CONSECUENCIAS

Estamos viviendo una catástrofe impresionante, en Japón. No puedo evitar imaginarme el día antes de toda esa gente que hoy ya no está, ajenos al día después, haciendo sus vidas, tan normalmente como tú y como yo. ¡ Cuanto lo siento!. No sé si es síntoma de los años, o de que poco a poco voy desenterrando la capacidad innata de los humanos con respecto a la empatía (neuronas espejo, ya sabéis), pero me surge automático el intentar ponerme en su lugar.

¿En qué se diferencia esta catástrofe de otras? Pues la principal diferencia desde mi punto de vista, es que ha ocurrido en el primer mundo, en el mundo desarrollado, a gente como tú y como yo (porque parece que es bastante humano sentirse más cercano a aquellos que, por diferentes motivos, se parecen mas a nosotros. De ahí nuestra indiferencia a que se hunda un ferry con 200 personas de la zona en un lago africano, y en cambio la importancia que le damos a que pueda haber un ahogado en el estanque del retiro, o el accidente de un velero de unos europeos, donde iban 4).


Y también se diferencia en que ha tocado a un país que es el más preparado del mundo para afrontar seísmos y terremotos. Y ¿qué ha pasado? Que pese a eso, el desastre ha sido terrible, porque se ha sumado un tsunami para el que no había remedio. Y ahora, la amenaza nuclear.

Ni que decir tiene, que si esto tiene lugar en otro país de escasos medios, podría haber sido borrado del mapa, literalmente.

¿Qué impresión me da desde fuera? Pues no puedo evitar el sentir que la tierra nos está dando contínuos avisos de que el rumbo no es por aquí. La reiteración y frecuencia de importantes desastres naturales, ha empezado a estar fuera del ámbito normal de la estadística. Parece como si nuestro planeta estuviera aumentando en intensidad el nivel de avisos, porque con los anteriores, no es suficiente.

No sé si conoces la hipótesis “Gaia”, del científico James Lovelock, donde la tierra se autorregula, y también se protege (en wikipedia puedes encontrar más información: gaia).

No sé hasta que punto puede ser verdad, pero voy a hacer como si fuera cierto. En ese caso, parecería un gigante, que se está hartando de que los antiguos picotazos de mosquito de unos insignificantes pobladores de tamaño minúsculo, se estén convirtiendo en heridas que amenazan seriamente su salud y supervivencia. Y aumenta la respuesta, como haríamos tú o yo.

Me parece que la prepotencia de la “civilización” que hemos montado, y en la que vivimos, está tocando a su fin. La soberbia, el creernos más de lo que somos, y de que todo está a nuestro servicio, nos está pasando factura, pero me temo que no hemos llegado a la factura final. Y si hubiera una palabra que en estos tiempos “interesantes” como dice la maldición china, deberíamos usar, es la palabra “CEGUERA”. Estamos ciegos, y seguimos sin querer ver. Es como un coche sin frenos que se dirige a un precipicio, y a nosotros solo nos importa el próximo metro recorrido. No queremos mirar más allá. Y de fondo, el miedo: el miedo a dejar de tener lo que tenemos, porque hemos identificado lo que tenemos con quien somos.

Así que estamos dispuestos a mirar sistemáticamente a otro lado, para mantener un statu quo que cualquier observador externo podría decir que es inmantenible, no solo por que no da para tanto, sino porque es contrario a la dignidad humana, y también porque es contrario a la naturaleza, de la cual somos parte.

Me quedo asombrado como en Japón el banco central del país va a inyectar 130.000 millones de euros para proteger el yen. Esto ¿ a qué se debe? A los especuladores, que están al acecho de hacer caja fácil con las miserias de otros. Pero es que hablamos de miserias de países completos, de millones de personas. Y tenemos un sistema que permite que haya unas corporaciones y personas que se dedican a cebarse con entornos de desgracia y tragedia, ¿para qué? Sencillo: para ganar dinero. Y nuestro respetada forma de vivir, lo autoriza.

¿Qué dirías si fueras por la calle, y vieras como una anciana se ha caído, no puede levantarse, y un grupo de jóvenes pudientes, con dinero, aprovechan para quitarla el bolso, los pendientes, la cartera, y no solo eso: se agazapan esperando que se levante, a la vista de ella y de todos, por si vuelve a tropezar, para volver a cebarse en la indefensa mujer? ¿te indignarías? ¿harías algo?. Y si metes baza, te viniera el resto de los testigos, y te dijera: déjalo, esto es así. Y se quedaran tan tranquilos.

Pues eso es lo que sucede hoy en el mundo. Permitimos que los mercados financieros, actúen de esta manera, sistemáticamente, a la vista, sin que importe. ¿porqué tiene Japón que inyectar miles de millones para proteger el yen, en vez de dedicarlos a reconstruir el país? Por la codicia de unos pocos (y de un sistema que los protege, que somos muchos)

El problema de los ataques a la deuda en España, son similares. Un grupo de especuladores con ganas de hacer una caja importante. Sencillamente, de tener más dinero. Creo que la codicia está detrás de todo esto. Un compañero, experto en mercados financieros, y trabajando en el sector desde hace años, me ha comentado que jamás había visto tanta miseria humana e indignidad a tenor de la crisis que estamos viviendo

Y pese a esto habrá gente que defenderá que nuestro sistema es el menos malo. Pues bien, ¡no es suficiente! Y los hechos lo están corroborando. Y lo peor de todo, es que cuatro privilegiados, menos de un sexto de la población mundial, estamos llevando al desastre a las otras 5 sextas partes, solo para defender la comodidad de nuestras vidas. CEGUERA, NO VER MÁS ALLA DE NUESTRAS NARICES. La falta de visión estratégica y de valor para afrontarla, es decepcionante en nuestros líderes, con una carencia de grandeza aterradora, y de búsqueda del bien común.

Así que la responsabilidad de que cambien cosas, queda supeditada a personas de la calle como tú, como yo, como otros que ya sabemos que por aquí no van los tiros, y que nos estamos jugando literalmente la existencia, y que unidos tenemos mucha más fuerza de la que pensamos.

Siento mucho las muertes en Japón, y todo lo que no se ve: los dramas personales, la pérdida de salud, las familias deshechas, la pérdida de las posesiones de toda una vida, la desperanza, letc, etc. Espero que lo peor haya pasado ya. Y espero que no olvidemos y que esto es insostenible.



Me parece que todavía estamos a tiempo, pero cada vez nos queda menos, para dar un giro al timón. Y lucho por tener la fuerza y entereza, pero sobre todo el compromiso personal, para aportar un granito de arena a que cambien las cosas. Y empiezo por este post.

Que tengas un buen día, y que lo disfrutes

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