hoy nos hemos levantado cansados, el primer día de actividad pasa factura. después de darnos un hermoso banquete con un desayuno típico del medio oeste norteamericano, trufado de huevos revueltos, bacon, y algo que tiene un estupendo éxito: una máquina self service para hacerte tú mismo los gofres, iniciamos la jornada.
el primer plato fuerte es el feedback de la actividad de ayer, realizado por los chamanes. los equipos vamos pasando por el foro donde se nos alecciona a seguir haciendo lo que hicimos bien, y aquellos aspectos mejorables. la verdad es que es una excelente información de retorno la que obtenemos, para un buen desempeño hoy. un momento estupendo ha sido cuando además, mi equipo, el amarillo, nos hemos reunido fuera del hotel para analizar que pasó ayer y cuales van a ser las estrategias hoy, pues hay varias pruebas, en el dead horse valley. la gente tiene muchas ganas de aprender y mejorar, y me sorprende gratamente la humildad y la capacidad de escucha que percibo en el yellow team. qué maravilla sería contar con este equipo en una empresa!
El sitio es espectacular! Un paisaje grandioso, lleno de escenas que evocan imágenes de las películas del oeste, y que se pierden en el horizonte. Si hay una palabra que me evoca la visión es “espiritualidad”. Es un gran privilegio estar aquí.
Las pruebas tienen lugar en un terreno bastante cercano entre todas. Debemos conseguir puntos en cada una de ellas, y en realidad, no competimos directamente más que en una de ellas. Disparamos con arco, realizamos una de las más interesantes (como dar la vuelta completa a una tela de 3x3 metros con todo el equipo encima, y sin salirnos de ella), correr juntos con los pies atados a unos listones de madera, o realizar un circuito con múltiples escenarios, donde primaban la velocidad y la precisión.
No es por nada, pero mi equipo, el yellow team, ha ganado las 3 primeras pruebas. Y cual ha sido la clave de nuestro éxito desde mi punto de vista? La primera, que una vez más, cada uno ha tenido oportunidad de ejercer el talento que tiene, en su campo de expertise particular. Así, hemos encontrado ayuda y consejo en cada acción a emprender, por parte de aquellos que sabían de ello. No se me olvidará como de una manera absolutamente brillante, Inés, una de las componentes de mi equipo, ha encontrado una solución al problema de dar la vuelta a la tela. Al final, lo hemos conseguido en 37 segundos, cuando la media de los equipos ha ido mas allá de los dos minutos! Lo más curioso, es que lo estábamos intentando resolver otros, y ella se ha puesto a solucionarlo por su cuenta. Dos claves: ella ha querido solucionarlo pese a que no la hacíamos caso; 2ª clave: nosotros la hemos escuchado atentamente después. Iniciativa personal y escucha grupal: dos fundamentos que se deben alentar para conseguir equipos de verdad.
Y por otra parte, hemos arrasado en la competición de esquíes comunales. Teníamos que avanzar a la paR, con una perfecta sincronización. Y lo hemos conseguido. Claves: crear un método consensuado; elegir un lider; no penalizar el error, y sí el disfrute. Conclusión: ¡arrase!.
Ha sido una bonita mañana, por el aprendizaje, el entorno y los compañeros. Al final una vez más, hemos degustado la unión que existe en el grupo de viajeros, compartiendo lo vivido.
Por la tarde, hemos tenido una de las experiencias más impactantes del challenge, si no la que más, desde mi punto de vista. Tras una magnífica conferencia/charla de mario Alonso, para prepararnos, hemos ido a un escenario en la naturaleza, al atardecer, con las colinas y rocas rojizas rodeándonos, los valles, y las montañas nevadas al fondo, y cada persona hemos tenido una hora para perdernos, y reflexionar, pensar, respirar…
Me imagino que muchos de mis compañeros era la primera vez en años que tenían un momento así (¡qué bueno es provocar este tipo de experiencias, ya que por nosotros mismos lo hacemos mucho más complicado, fruto de la vorágine cotidiana). Ha sido una experiencia realmente impresionante. Me he sentado en un roca, rodeado de unas preciosas vistas, he meditado, y me he hecho preguntas importantes, con respecto al rumbo de mi vida, al sentido de lo que hago, a mis “cómos”, y también me dejado absorber por el “aquí y ahora”. Gracias al equipo de la EBS por haber facilitado el vivir esto!
Y por la noche, cena de todos en un restaurante típico, para estrechar lazos. Los colores se mezclan, y la gente disfrute, se rie… Qué estupendo día, y cuanto aprendizaje…
el primer plato fuerte es el feedback de la actividad de ayer, realizado por los chamanes. los equipos vamos pasando por el foro donde se nos alecciona a seguir haciendo lo que hicimos bien, y aquellos aspectos mejorables. la verdad es que es una excelente información de retorno la que obtenemos, para un buen desempeño hoy. un momento estupendo ha sido cuando además, mi equipo, el amarillo, nos hemos reunido fuera del hotel para analizar que pasó ayer y cuales van a ser las estrategias hoy, pues hay varias pruebas, en el dead horse valley. la gente tiene muchas ganas de aprender y mejorar, y me sorprende gratamente la humildad y la capacidad de escucha que percibo en el yellow team. qué maravilla sería contar con este equipo en una empresa!
El sitio es espectacular! Un paisaje grandioso, lleno de escenas que evocan imágenes de las películas del oeste, y que se pierden en el horizonte. Si hay una palabra que me evoca la visión es “espiritualidad”. Es un gran privilegio estar aquí.
Las pruebas tienen lugar en un terreno bastante cercano entre todas. Debemos conseguir puntos en cada una de ellas, y en realidad, no competimos directamente más que en una de ellas. Disparamos con arco, realizamos una de las más interesantes (como dar la vuelta completa a una tela de 3x3 metros con todo el equipo encima, y sin salirnos de ella), correr juntos con los pies atados a unos listones de madera, o realizar un circuito con múltiples escenarios, donde primaban la velocidad y la precisión.
No es por nada, pero mi equipo, el yellow team, ha ganado las 3 primeras pruebas. Y cual ha sido la clave de nuestro éxito desde mi punto de vista? La primera, que una vez más, cada uno ha tenido oportunidad de ejercer el talento que tiene, en su campo de expertise particular. Así, hemos encontrado ayuda y consejo en cada acción a emprender, por parte de aquellos que sabían de ello. No se me olvidará como de una manera absolutamente brillante, Inés, una de las componentes de mi equipo, ha encontrado una solución al problema de dar la vuelta a la tela. Al final, lo hemos conseguido en 37 segundos, cuando la media de los equipos ha ido mas allá de los dos minutos! Lo más curioso, es que lo estábamos intentando resolver otros, y ella se ha puesto a solucionarlo por su cuenta. Dos claves: ella ha querido solucionarlo pese a que no la hacíamos caso; 2ª clave: nosotros la hemos escuchado atentamente después. Iniciativa personal y escucha grupal: dos fundamentos que se deben alentar para conseguir equipos de verdad.
Y por otra parte, hemos arrasado en la competición de esquíes comunales. Teníamos que avanzar a la paR, con una perfecta sincronización. Y lo hemos conseguido. Claves: crear un método consensuado; elegir un lider; no penalizar el error, y sí el disfrute. Conclusión: ¡arrase!.
Ha sido una bonita mañana, por el aprendizaje, el entorno y los compañeros. Al final una vez más, hemos degustado la unión que existe en el grupo de viajeros, compartiendo lo vivido.
Por la tarde, hemos tenido una de las experiencias más impactantes del challenge, si no la que más, desde mi punto de vista. Tras una magnífica conferencia/charla de mario Alonso, para prepararnos, hemos ido a un escenario en la naturaleza, al atardecer, con las colinas y rocas rojizas rodeándonos, los valles, y las montañas nevadas al fondo, y cada persona hemos tenido una hora para perdernos, y reflexionar, pensar, respirar…
Me imagino que muchos de mis compañeros era la primera vez en años que tenían un momento así (¡qué bueno es provocar este tipo de experiencias, ya que por nosotros mismos lo hacemos mucho más complicado, fruto de la vorágine cotidiana). Ha sido una experiencia realmente impresionante. Me he sentado en un roca, rodeado de unas preciosas vistas, he meditado, y me he hecho preguntas importantes, con respecto al rumbo de mi vida, al sentido de lo que hago, a mis “cómos”, y también me dejado absorber por el “aquí y ahora”. Gracias al equipo de la EBS por haber facilitado el vivir esto!
Y por la noche, cena de todos en un restaurante típico, para estrechar lazos. Los colores se mezclan, y la gente disfrute, se rie… Qué estupendo día, y cuanto aprendizaje…
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